Giraffa reticulata
También es conocida como Jirafa de Somalia y es un hermoso ejemplar con un diseño único de piel, siendo tal vez el más fácil de identificar entre todas las especies de jirafa.
Hábitat y distribución
Varios años atrás ocupaban gran parte del continente africano, pero hoy en día radican en los bosques abiertos, sabanas secas, selvas tropicales y llanuras de Kenia, Etiopía y Somalia.
Anatomía
Tienen una altura de cuatro a cinco metros y un peso de alrededor de 1,180 kg.
Tienen una altura de cuatro a cinco metros y un peso de alrededor de 1,180 kg. Sus manchas están muy bien definidas y mantienen un color marrón uniforme en cada una de ellas. Cubren la mayor parte de su cuerpo, incluso el rostro y cola, y están posicionadas de tal manera que entre ellas se muestran delineados blancos estrechos y muy bien marcados, dando como resultado la exhibición de una piel delicadamente hermosa.
De las rodillas hacia abajo, esas marcas marrones van difuminándose hasta ser completamente blancas y perderse con el fondo del mismo color. Lo mismo ocurre en su zona ventral. Como todas las especies y subespecies, tienen una melena corta y vertical que cubre de la cabeza hasta la joroba.
Su cuello contiene siete vértebras tal y como los seres humanos, pero la longitud de estas es lo que hace que tenga esta alargada característica. Su presión arterial se regula y se adapta a los cambios repentinos de sus movimientos, como por ejemplo, cuando se inclinan a tomar agua.
Alimentación
Se alimentan de brotes y hojas, y en los zoológicos son alimentadas con alfalfa, patatas dulces, manzanas, granos, zanahorias y vegetación.
Comportamiento
Viven en manadas inestables de hasta 40 miembros.
Viven en manadas inestables de hasta 40 miembros, pero comúnmente son de menos integrantes. Estos pueden abandonar el grupo cuando tengan la necesidad y otro puede incluirse en cualquier momento. No son territoriales pero los machos sí realizan actos que miden su nivel de superioridad.
Reproducción
La lucha donde los cuellos son las armas principales, es parte de la selección sexual de las jirafas. Son batallas agresivas donde se golpean con la cabeza y cuello para medir fuerza y dominio. El que se mantenga firme es el vencedor y el que tiene el derecho a aparearse con la hembra. Algunos científicos señalan que los ganadores generalmente son los que poseen el cuello más largo, lo que les da una mayor altura.
Los machos se montan en la parte trasera de las hembras como lo hacen muchos otros mamíferos. El período de gestación dura 15 meses y dan a luz a una cría. Los alumbramientos se dan en cualquier parte del año, pero son más frecuentes durante la estación seca. Una madre puede tener un máximo de ocho crías en toda su vida.
Los pequeños de alrededor de 90 kilos, caen al suelo desde una altura de dos metros y se ponen de pie en tan solo 20 o 30 minutos. Crecen de una manera muy rápida durante su primer año, lo que les da una ventaja ante sus depredadores, pero posteriormente crecen aproximadamente 2.5 por año.
Los primeros días toman leche y se esconden tras las patas de su madre como mecanismo de seguridad. De 12 a 16 meses son protegidos y ayudados a alcanzar su alimento, pero después de ese tiempo comienzan a ser más independientes, a alimentarse por sí solos y defenderse por su cuenta.
Las hembras alcanzan su madurez sexual a más temprana edad que los machos, lográndolo ellas a los cuatro años y ellos a los diez.
Amenazas
Las jirafas reticuladas adultas no tienen muchos enemigos naturales, a menos que se inclinen a beber agua, pero las crías son las más vulnerables a ser capturadas por los expertos cazadores carnívoros. Especialmente cuando se acercan a los ríos o cuando se encuentran durmiendo.
Los cazadores furtivos aprovechan la cola y la piel para fabricar pulseras, matamoscas y cordones.
Parásitos y enfermedades también son amenazas para las jirafas. La mosca tsé-tsé que tiene 23 especies es portadora de enfermedades que pueden acabar con la vida de las jirafas. Es el mismo tipo de mosca que ocasiona la enfermedad del sueño en los seres humanos, que también es mortal en algunos casos no tratados adecuadamente.
Leones, cocodrilos y hienas son serias amenazas para ellos, pero ninguno tan despiadado como el ser humano. Los cazadores furtivos aprovechan la cola y la piel para fabricar pulseras, matamoscas y cordones. También en algunos países de África la carne de jirafa sustenta a varias familias. Su estado de conservación se mantiene al límite de la categoría de riesgo bajo, es decir, se encuentran a un paso de ser especies amenazadas.